Ayer perdí una hora llena de sesenta minutos. Nuevecita. Sin estrenar. Ruego a cualquiera que tenga noticias sobre su paradero que se ponga en contacto conmigo. Es pequeñita pero muy cariñosa, rebosante de todos los besos que pensaba dar sin pudor ni recato y que ahora se esconden en mis bolsillos. Es soberbia, porque sabe que en alguno de sus minutos yo iba a tomar una de esas decisiones que cambian tu vida para siempre. Es luminosa y melancólica, porque esconde la sonata de Chopin que pensaba escuchar mientras te escribía el poema más bonito del mundo. Recompensaré a quien la encuentre con todas las horas perdidas que guardo desde hace años y que ya no me sirven. Si alguien la ve, díganle que yo, la sigo esperando.
MARÍA CASADO ALONSO
Son unos cansinos con los cambios de hora. Nos quitaron una hora de escritura y vivencias maravillosas...Argg.
ResponderEliminarUn abrazo.